martes, 21 de abril de 2009

JOHN KENNEDY TOOLE

BIOGRAFIA:

John Kennedy Toole nació en Nueva Orleans, Luisiana, el 17 de diciembre de 1937. Hijo de John y Thelma Ducoing Toole, tuvo una infancia bastante protegida, su madre no le dejaba jugar con otros niños. Fue un magnífico estudiante. Tras graduarse en la Universidad de Tulane, realizó un graduado superior en lengua inglesa en la Universidad de Columbia. Fue profesor en diferentes universidades sirvió en el Ejército de los Estados Unidos dos años en Puerto Rico. Regresó a Nueva Orleans para vivir con sus padres y comenzar a enseñar en el Dominican College.

Toole escribió su novela hacia 1962, mientras realizaba el servicio militar. Envió el original a varias editoriales, y todas la rechazaron. Toole comenzó a deteriorarse rápidamente después de perder la esperanza de publicar su libro. Comenzó a emborracharse y a descuidar sus actividades profesionales, dejó de enseñar en las clases doctorales de Tulane, hundiéndose en una profunda depresión que lo llevó a sentirse un absoluto fracasado. Finalmente desapareció de Nueva Orleans y se suicidó poniendo un extremo de una manguera de jardín en el tubo de escape de su coche y el otro en la ventanilla del conductor. La nota de suicidio que dejó fue destruida por su madre, que hizo declaraciones confusas sobre sus contenidos generales. Fue enterrado en el cementerio de Greenwood en Nueva Orleans. Algunos biógrafos han propuesto que un factor en su depresión fue la confusión sobre su sexualidad. Algunos amigos y parientes de Toole sugieren que Toole era homosexual. Los autores de su primera biografía propusieron que él no estaba a gusto consigo mismo.

La novela narra las peripecias de Ignatius J. Reilly, un personaje excéntrico en busca de trabajo para pagar una deuda, a la vez que se embarca en una serie de estrambóticas aventuras con el objetivo de rivalizar con su amiga Myrna Minkoff en el terreno de la agitación social. Se ha comentado que la novela esconde una gran parte de la biografía de John Kennedy Toole, ya que refleja una parte de las vivencias del autor. Toole trabajó mientras estudiaba en una fábrica de ropa, conoció bien el barrio francés de Nueva Orleans, en el que alguna vez ayudó a un amigo a vender comida ambulante, y también vivió con su madre largo tiempo incluso después de haber acabado la universidad. Además, el protagonista, Ignatius, escribía sin parar con la esperanza de crear una obra maestra que cambiase la realidad (como evidentemente hacia el autor: escribir novelas). Por todo ello, no es difícil pensar que Ignatius J. Reilly era una caricatura del propio autor.

La otra novela de Toole es La Biblia de Neón, que escribió a los 16 años y que consideraba demasiado juvenil como para intentar publicarla mientras estuvo vivo. Debido al gran interés en Toole, La Biblia de Neón fue publicada en 1989.

Una estatua del más famoso personaje de Toole, Ignatius Reilly, puede ser vista en la calle Iberville 800, Nueva Orleans.

John Kennedy Toole se suicidó en Biloxi (Misisipi) el 26 de marzo de 1969, a sus 31 años, tras no conseguir publicar su novela La conjura de los necios. Su madre, al encontrar el manuscrito años después, lo llevó a distintas editoriales sin éxito. Finalmente, lo consiguió.


LA CONJURA DE LOS NECIOS:

La Conjura De Los Necios es una disparatada, ácida e inteligentísima novela. Pero no sólo eso, también es tremendamente divertida y amarga a la vez. La carcajada escapa por sí sola ante las situaciones desproporcionadas de esta gran tragicomedia.

El título es una referencia a una cita de uno de los clásicos de la sátira, Jonathan Swift: "Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo: todos los necios se conjuran contra él".

Fue escrita hacia el 1962, mientras realizaba el servicio militar en Puerto Rico, narra las peripecias de Ignatius J. Reilly, un personaje excéntrico en busca de trabajo para pagar una deuda, a la vez que se embarca en una serie de estrambóticas aventuras con el objetivo de rivalizar con su amiga Myrna Minkoff en el terreno de la agitación social.

J. Toole jamás vió publicada su obra en vida. Al parecer, envió el original de la novela a varias editoriales, y todas la rechazaron. Poco tiempo después el autor decidió quitarse la vida.

Su madre, al encontrar el manuscrito años después, lo llevó a distintas editoriales, las cuales también volvieron a rechazarla. Empeñada en su publicación, ya que pensaba que la novela tenía una calidad notable, se puso en contacto con el escritor Walker Percy (autor entre otras de la novela El cinéfilo, con la que había tenido un considerable éxito) para que leyera la novela y consiguiera su publicación. Percy, tal y como él mismo cuenta en el prólogo de La Conjura de los Necios, al principio receló de leer el texto que le ofrecía. Pero, cuando tras mucho insistir aceptó leerlo, quedó maravillado: no le parecía posible que la novela fuera tan buena.
La novela recibió el premio Pulitzer, y fue un éxito editorial, apareciendo en las listas de libros más vendidos en muchos países.

Ignatius J. Really, el protagonista de la historia, es robablemente, uno de los mejores personajes jamás creados y al que muchos no dudan en comparar con el Quijote. Más aún, es el antiprotagonista perfecto para una novela repleta de excelentes personajes, situados en la portuaria ciudad de Nueva Orleans, magistralmente definidos y que suponen el contrapunto exacto al gran Ignatius. Él es un incomprendido, una persona de treinta y pocos años que vive en la casa de su madre y que lucha por lograr un mundo mejor desde el interior de su habitación. Pero cruelmente se verá arrastrado a vagar por las calles de Nueva Orleans en busca de trabajo, obligado a adentrarse en la sociedad, con la que mantiene una relación de repulsión mutua, para poder sufragar los gastos causados por su madre en un accidente de coche mientras conducía ebria.

El autor, John K. Toole, consigue una crítica mordaz de una sociedad americana basada en la decadente clase media. Logra mantener el interés del lector (incluso mayor en una segunda lectura que en la primera) con un abanico de personajes a cuál más desagradable. No deja títere con cabeza y, a través de la tortuosa y enrevesada personalidad de Ignatius, da un repaso a la época que le tocó vivir en un tono de burla que contrasta con la triste visión de las vidas de los personajes retratados.

ESTILO Y ESTRUCTURA:
La estructura es lineal. Está dividida en capítulos, que a su vez se dividen en subcapítulos.

La obra está narrada en su mayor parte en tercera persona. Está escrita con un estilo irónico. Alterna distintas escenas de distintos personajes que forman un todo común; las acciones de unos afectan de una manera u otra las vidas de los otros, y viceversa.

Algunos fragmentos están escritos en primera persona por Ignatius, y cumplen la función de completar el texto y la compresión tanto de la historia como la de los personajes. Estos escritos de Ignatius resultan, si caben, y como poco, tan brillantes y geniales como los escritos en tercera persona. Son los escritos que caligrafía Ignatius en sus cuadernos Gran Jefe, que desperdiga por su habitación, y con los que espera algún día componer una obra magna, inmortal, que logre empujar a la humanidad de vuelta al sistema medieval.

Completan finalmente el libro la correspondencia que mantiene Ignatius con una peculiar amiga suya llamada Myrna Minkoff, la cual tiene una visión del mundo completamente distinta a la de Ignatius, pero que en cierta forma la complementa. Así, dispersas a lo largo de la novela en diversas epístolas se manifiesta una tensa relación de amor/odio.

SIMILITUDES AUTOBIOGRAFICAS:
Se ha comentado que la novela esconde una gran parte de la biografía de John Kennedy Toole, ya que refleja una parte de las vivencias del autor.
Toole trabajó mientras estudiaba en una fábrica de ropa, conoció bien el barrio francés de Nueva Orleans, en el que alguna vez ayudó a un amigo a vender comida ambulante, y también vivió con su madre largo tiempo incluso después de haber acabado la universidad. Además, el protagonista, Ignatius, escribía sin parar con la esperanza de crear una obra maestra que cambiase la realidad (como evidentemente hacia el autor: escribir novelas).

Por todo ello, no es difícil pensar que Ignatius J. Reilly era una caricatura del propio autor.

1 comentario:

Alfonso Antón dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.