jueves, 16 de octubre de 2008

LOS RECURSOS LITERARIOS


En todos los textos literarios, y especialmente en la poesía, se utilizan diferentes recursos literarios para reforzar los sentimientos y emociones que en ellos se expresan.


Los recursos literarios o figuras retóricas son empleados, en poesía, en publicidad y también en la lengua cotidiana, para llamar la atención de los receptores y conseguir mayor originalidad en los mensajes.

RECURSOS FÓNICOS

- Aliteración: repetición de fonemas o un grupo de fonemas en la misma frase, verso o estrofa.
El ruido con que ronca la ronca tempestad. (José Zorrilla)
A Polifemo, horror de aquella sierra, ...

- Onomatopeya: es un tipo de aliteración que pretende imitar sonidos o ruidos de la realidad.
Un no sé qué que quedan balbuciendo. (San Juan de la Cruz)
En el silencio solo se escuchaba
un susurro de abejas que sonaba.
(Garcilaso de la Vega
)


- Paranomasia: modificación fonética leve que conlleva un significado dispar.
Presa del piso, sin prisa,
pasa una vida de prosa.
(Miquel de Unamo)


- Diáfora: repetición de una palabra con significados diferentes.
Mora que en su pecho mora. ( Romancero)

- Calambur: repetición de sonidos idénticos que, al formar palabras, adquieren significados diferentes.
Y tahúres muy desnudos con dados ganan condados. (Luís de Góngora)

RECURSOS MORFOSINTÁCTICOS

- Anáfora: repetición de una o varia palabras en posición inicial de una frase o verso.
Dime, dime el secreto de tu corazón virgen,
dime
el secreto de tu cuerpo bajo tierra.
(Vicente Aleixandra)


- Epífora: repetición de una palabra al final de varios versos o períodos.
Al baptismo, dineros;
a la confirmación, dineros;
al matrimonio, dineros;
para confesar, dineros
...
(Alfonso Valdés)


- Anadiplosis: repetición del último elemento de un grupo de palabras al principio del grupo siguiente.
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos
sobre la mar.
(Antonio Machado)


- Epanadiplosis: repetición de una palabra al principio y final de un verso u oración.
Verde que te quiero verde. (García Lorca)

- Polisíndeton: repetición de conjunciones que no exige la sintaxis.
El prado y valle y flauta y río y fuente...

- Poliptoton: repetición de una misma palabra con diferentes accidentes gramaticales.
Si por pensar enojaros
pensase no aborresceros
pensaría en no quereros
por no pensar
desamaros...
(F. López de Villalobos)


- Enumeración: sucesión de palabras con la misma función sintáctica.
El sosiego, el lugar apacialble, la amenidad de los campos, la serenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu, son grande parte para que la musas estériles se muestren fecundas... (Miguel de Cervantes)

- Paralelismo: repetición de una misma estructura a lo largo de dos o más versos, enunciados, etc.
Los suspiros son aire y van al aire,
las lágrimas son agua y van al mar...
(Bécquer)


- Correlación: correspondencia de los términos de una serie sintáctica con la sucesiva.
Afuera el fuego, el lazo, el hielo y
flecha de amor que abrasa,
aprieta, enfría y hiere
.
(Cervantes)


- Hipérbaton: alteración del orden normal de la oración, al intercalar un elemento o realizar una inversión.
Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa. (Bécquer)
La oración normal o más utilizada seria:
En el ángulo oscuro del salón,
tal vez olvidada de su dueño,
silenciosa y cubierta de polvo,
se veía el arpa.

- Quiasmo: ordenación simétrica o cruzada de los elementos de dos grupos de palabras.
Cuando pitos, flautas,
cuando flautas, pitos
.
(Góngora)


- Asíndeton: supresión de nexos coordinantes entre dos o más miembros que deberían llevarlos.
La luna viene a nosotros grande,
redonda, pura... (Juan Ramón Jiménez)
En este caso entre "redonda, pura" podríamos poner la conjunción -y-.

- Elipsis: supresión de algún elemento sin que se altere la comprensión.
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso...¡yo no sé
qué te diera por un beso!
(Bécquer)

En lugar de las comas podríamos utilizar -daría-.

- Zeugma: supresión en dos o más frases de un elemento que está presente en una de ellas.
Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. (Cervantes)
En lugar de las comas podríamos poner -era-.

RECURSOS SEMÁNTICOS

- Hipérbole: exageración inverosímil.
Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler
me duele hasta el aliento. ( Miguel Hernández)

- Pleonasmo: empleo de palabras superfluas o redundantes.
...Todo ello con los ojos bien mirado,
con el entendimiento bien considerado.
(Juan de Valdés)


- Antítesis: contraposición de significados de dos palabras en una misma oración.
Se apagaron los faroles
y se encendieron
los grillos.
(García Lorca)


- Oxímoron: contraposición de dos términos en un mismo sintagma.
Es hielo abrasador,
es fuego helado
.
(Quevedo)


- Paradoja: unión de dos términos en apariencia contradictorios.
Soy otro cuando soy, los actos míos,
son más míos si son también de todos.
(Octavio Paz)


- Litote: negación de aquello que se quiere afirmar.
...y silla y él vinieron al suelo, no sin vergüenza suya. (Cervantes)

- Ironía: afirmación de una idea (que se sobrentiende por el contexto) mediante la expresión de la contraria.
Con respeto, la llevad
a las casas, en efeto,
del concejo, y con respeto
un par de grillos le echad
y una cadena.
(Calderón de la Barca)


- Personificación: atribuir a los animales cualidades humanas o a seres inanimados cualidades de los seres animados.
Bajo la luna gitana
las cosas las están mirando
y ella no quiere mirarlas.
(García Lorca)


- Apóstrofe: apelación a un ser, animado o inanimado, presente o ausente.
¡Oh, muerte, muerte! ¡A cuántos privas de tan agradable compañía!
(La Celestina)

- Metáfora: identificación de dos objetos, real e imagen, en una misma frase.
Las piqueta de los gallos cavan buscando la aurora. (García Lorca)

- Alegoría: sucesión de metáforas.
Pobre barquilla mía (vida)
entre peñascos rota (dificultades)

sin velas desvelada (indefensa)
y entre las olas sola (peligros).
(Lope de Vega)


- Comparación: relación, mediante un enlace, de un objeto real y un objeto imagen.
El sol brillaba entre las palmera como un pan de fuego. (Gerardo Diego)

- Perífrasis: rodeo expresivo que rehuge el término directo.
Apenas había el rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha
y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos cabellos... (Cervantes)

- Metonimia: designación de un objeto con el nombre de otro con el que guarda una relación.
En esto se divisaron de la religión seis velas. (Romancero)
Velas = barco de velas

- Sinestesia: cruce de dos imágenes sensoriales que proceden de sentidos distintos.
La brisa del mar. La roja brisa del mar. (Camilo José Cela)
Relación entre el tacto y la vista.

martes, 14 de octubre de 2008

PAUL AUSTER

Paul Auster, nacido en Nueva Jersey, Estados Unidos, en 1947, es uno de los referentes de la narrativa contemporánea gracias a obras como Leviatán (1992) (Premio Médicis a la mejor novela extranjera publicada en Francia) y La trilogía de Nueva York (Ciudad de cristal) (1985), Fantasmas (1986) y La habitación cerrada (1986). De origen judío, la separación de sus padres marcó su adolescencia. A pesar de mostrar un temprano interés por la literatura, decidió marcharse a Europa en lugar de completar sus estudios de secundaria. Años más tarde se licenció en Literatura Inglesa por la Universidad de Columbia. Tras varios viajes a París (1967 y 1971) se instaló definitivamente en Estados Unidos, donde compaginó su labor literaria con todo tipo de pequeños trabajos, como el cuidado de una granja. Además de su faceta literaria, ha desarrollado una interesante carrera en el cine. Los libros de guiones de cine Smoke & Blue in the face y Lulu on the Bridge. El Palacio de la Luna le valió la consagración internacional. Entre sus obras literarias: El país de las últimas cosas, La invención de la soledad, La música del azar, El cuaderno rojo, Mr. Vértigo, A salto de mata, Pista de despegue (Poemas y ensayos 1970-1979), y Tombuctú. A esos éxitos le continúan Experimentos con la verdad (2001), El libro de las ilusiones (2003) y Brooklyn follies (2006). Ganador del Premio Príncipe de Asturias 2006.


MR. VÈRTIGO
Tienes que aprender a dejar de ser tú mismo. Ahí es donde empieza, y todo lo demás viene de ahí. Debes dejarte evaporar. Dejar que tus músculos se relajen, respirar hasta que sientes que tu alma sale de ti, y luego cerrar los ojos. Así es como se hace. El vació dentro de tu cuerpo se vuelve más ligero que el aire que te rodea. Poco a poco, empiezas a pesar menos que nada. Cierras los ojos; extiendes los brazos; te dejas evaporar. Y luego, poco a poco, te elevas del suelo. Así.
Paul Auster

jueves, 9 de octubre de 2008

CARLOS RUÍZ ZAFÓN

Novelista español nacido en Barcelona en 1964. Carlos Ruiz Zafón se ha convertido en uno de los autores en lengua castellana más leídos del mundo, un auténtico fenómeno editorial que convierte el anuncio de una nueva publicación en todo un acontecimiento. Comenzó su carrera literaria en 1993 con una novela de temática juvenil El Príncipe de la Niebla (ganadora del Premio Edebé), a la que le siguieron El Palacio de la Noche, Las luces de Septiembre y Marina. La fama le vino sin embargo con La Sombra del Viento, publicada en 2001 y su primera novela orientada al público adulto, que tras quedar finalista del Premio Fernando de Lara de Novela del año 2000, fue escalando posiciones en las listas de ventas hasta convertirse en uno de los libros más vendidos del año y consagrar a su autor en el Olimpo de los mejor vendidos.

El estilo de Ruiz Zafón, ágil y rápido, casi cinematográfico, y donde privan el diálogo y la acción sobre la reflexión y la experimentación formal, supone un vuelco a las direcciones habituales de la literatura española, mostrando al mundo editorial el ejemplo más contundente en el desarrollo de un producto capaz de emular los éxitos provenientes del mercado anglófono, y al gremio de los autores un modelo de novela que, exportando la técnica y rudimentos del Best Seller norteamericano, iba a ser explotado hasta la saciedad.


EL JUEGO DEL ÁNGEL


Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas
monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que él. Un escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio. Mi primera vez llegó un lejano día de diciembre de 1917. Tenía por entonces diecisiete años y trabajaba en La Voz de la Industria, un periódico venido a menos que languidecía en un cavernoso edificio que antaño había albergado una fábrica de ácido sulfúrico y cuyos muros aún rezumaban aquel vapor corrosivo que carcomía el mobiliario, la ropa, el ánimo y hasta la suela de los zapatos. La sede del diario se alzaba tras el bosque de ángeles y cruces del cementerio del Pueblo Nuevo, y de lejos su silueta se confundía con la de los panteones recortados sobre un horizonte apuñalado por centenares de chimeneas y fábricas que tejían un perpetuo crepúsculo de escarlata y negro sobre Barcelona.



martes, 7 de octubre de 2008

ITALO CALVINO

Nacido en Santiago de las Vegas, Cuba, el año 1923. Escritor italiano. Hijo de un ingeniero agrónomo, se trasladó de San Remo, donde transcurrió la mayor parte de su infancia, a Turín, para seguir los mismos estudios que su padre, pero enseguida los abandonó a causa de la guerra, durante la cual luchó como partisano contra el fascismo. En 1944 se afilió al Partido Comunista Italiano.

Tres años más tarde publicaba, gracias a la ayuda de Cesare Pavese, su primera novela, Los senderos de los nidos de araña, en la que relataba su experiencia en la resistencia. A acabar la guerra, siguió estudios literarios en la Universidad de Turín, en la que se licenció, y empezó a trabajar para la editorial Einaudi, con la que colaboraría toda su vida.

Tras publicar algunas antologías de relatos, de tipo fabulístico, con las cuales se alejaba de la escritura realista de sus inicios, escribió la trilogía Nuestros antepasados, integrada por El vizconde demediado, El barón rampante y El caballero inexistente, narración fantástica y poética, plagada de elementos maravillosos, en la que planteaba el papel del escritor comprometido políticamente. Por esa época, su relación con el PCI (Partido Comunista Italiano) estaba ya muy degradada, hasta que, en 1957, acabó por desvincularse de él por completo.

Murió en 1985 en Siena, Italia.


EL BARÓN RAMPANTE

Así desapareció Cósimo, y no nos dio siquiera la satisfacción de verlo volver a la tierra muerto. En la tumba de la familia hay una estela que lo recuerda con el escrito: «Cósimo Piovasco de Rondó - Vivió en los árboles - Amó siempre la tierra - Subió al cielo.»
De vez en cuando interrumpo lo que escribo y voy a la ventana. El cielo está vacío, y a nosotros los viejos de Ombrosa, acostumbrados a vivir bajo aquellas verdes cúpulas, nos daña los ojos mirarlo. Se diría que los árboles no han resistido, después de que mi hermano se marchó, o que los hombres han sido presa de la furia del hacha. Además, la vegetación ha cambiado: no más acebos, olmos, robles: ahora África, Australia, América, la India alargan hasta aquí ramas y raíces. Las plantas antiguas han retrocedido hacia lo alto: en las colinas los olivos, y en los bosques de los montes, pinos y castaños; más abajo la costa en una Australia roja de eucaliptus, elefantesca de ficus, plantas de jardín enormes y solitarias, y todo el resto son palmeras, con sus mechones despeinados, árboles inhóspitos del desierto.
Ombrosa ya no existe. Mirando el cielo despejado me pregunto si en verdad ha existido. Aquella profusión de ramas y hojas, bifurcaciones, lóbulos, penachos, diminuta y sin fin, y el cielo sólo en relumbrones irregulares y recortados, quizá existía solamente para que pasase mi hermano con su ligero paso de chamarón, era un bordado hecho sobre la nada que se asemeja a este hilo de tinta tal como lo he dejado correr por páginas y páginas, atestado de tachaduras, de remisiones, de borrones nerviosos, de manchas, de lagunas, que a ratos se desgrana en gruesas uvas claras, a ratos se espesa en signos minúsculos como semillas puntiformes, ora se retuerce sobre sí mismo, ora se bifurca, ora enlaza grumos de frases con contornos de hojas o de nubes, y luego se atasca, y luego vuelve a enroscarse, y corre y corre y se devana y envuelve un último racimo insensato de palabras, ideas, sueños, y se acaba.
FIN